lunes, 7 de mayo de 2012

Atlético de Madrid: “del exilio, jugando con la crisis, a la consagración”


Otro de los equipos más populares de la liga española. Reside en una ciudad en donde el madridismo domina pero el apego rojiblanco impera. Por años, su mentalidad ha sido factor en los escritos de su historia.

De mote colchonero y con año de fundación 1903, el Atlético de Madrid se ha caracterizado por ser un equipo que ha sabido jugar con sus crisis y que se ha consagrado haciendo comunicación. 
He aquí la leyenda… Las calles de Cibeles y Neptuno, donde se encuentra la fuente del Atlético de Madrid, exigen una historia nueva; una que acabe con las maldiciones y que los catapulte a erguir, una vez más, la tradición olvidada de su barrio. 
Simeone tiene una dura misión con un equipo ferozmente potente. Un Atleti totalmente renovado.  Los rojiblancos poseen uno de los mejores cuadros de la liga. El gigante Courtois en la portería, un amo de la creatividad en el centro del campo de nombre Diego… pero éste… brasileño. Arriba, el hambriento y veloz Adrián comparte la responsabilidad con el tigre y categórico Radamel Falcao. 

El fútbol a veces suele ser tan impredecible que el morbo sigue creciendo. El mismo que los sepultó en la temporada 1999-2000, esa época que los exilió a la segunda división, está presente pero transformado en pasión, sentimiento, socios, afición y ensueño. 
Una entidad deportiva que sabe el valor real y absoluto que tiene el aficionado por encima de los resultados deportivos. Una institución que supo qué hacer con la crisis de aquél descenso, que jugó con su debacle pero que incrementó el número de simpatizantes, mediante spots y campañas en televisión, de forma incomparable.

Una crisis que los ayudó a acercarse a sus seguidores, a romper los paradigmas y a conseguir que sus triunfos, simplemente por reconocer sus errores, valieran al doble. 
“La grandeza del Atlético de Madrid reside principalmente en su afición; en la autenticidad con la que nuestros seguidores sienten los colores rojiblancos y la fidelidad que demuestran más allá de los resultados deportivos. Son miles y miles los aficionados del Atleti…”  son las palabras que describen lo que hace el club para que el sentimiento Atleti se herede, se transmita y jamás se extinga. 
Una institución que en el año 2000, tras conocer que dejarían la Primera División por sus malos resultados, fue en contra de tres supuestos inapelables:  A) El que la gente dejaría de ir a su estadio. B) El que los mejores jugadores del equipo se irían. C) Los derechos de transmisión.

Pero la suma de esas tres variables “constantes” en cualquier epitafio llamado descenso, lo iluminó para ganarse el corazón de sus aficionados. ¿Cómo? HACIENDO COMUNICACIÓN.
El número de socios incrementó gracias a la forma en que el Atleti emitía mensajes emotivos (videos con respuestas de por qué se es del Atlético de Madrid), que se basaban en la sátira y en el reconocimiento a sus fracasos, pero que llegaban al corazón. 
“No es fácil de explicar, pero es algo muy grande” se destacaba en un anuncio en el que el hijo le pregunta a su padre por qué son del Atleti; en otro más, los colchoneros se ganaban un público que, por esos años, abarrotaba las calles de Madrid: los inmigrantes. El spot resaltaba la vida del personaje, las complicadas travesías y las puertas cerradas, sin embargo, le daba la oportunidad de expresar que es “socio del mejor equipo de Madrid, un equipo ‘que lo gana todo’ –sarcasmo- pero que invoca a que el corazón tenga razones que la misma razón no puede explicar”. 
Y uno más, de los tantos que hicieron, cuando el Atlético regresaba a la Primera División. Un spot que plasma el regreso del equipo, tras haber estado en el hoyo, sumergido en las profundidades, y que de nuevo veía la luz al regresar.

Comunicación, la respuesta a la crisis que sufrió. Un exilio que lo sentenció pero que al mismo tiempo lo catapultó. Un equipo, eternamente creyente en el que la fe es su razón de existencia. 
Crisis… asimílala, enmiéndala, senténciala, comunícala, explótala y aprende a jugar con ella. El salto no es olvidarla sino aprender a encaminarla para saber llegar a la grandeza...

Athletic de Bilbao: “el linaje su esencia, la afición su grandeza”


Athletic Club, con un sobrenombre reconocido en el mundo que intimida y que se caracteriza por formar a los leones indomables de Euzkal Herria desde 1898, siempre ha mandado un mensaje resaltando su estirpe y fortaleza física y mental.

Once corpulentos jugadores –nacidos en el País Vasco, Navarra o en el País Vasco Francés, incluso los que se han formado en su cantera también- representan durante 90 minutos a un pueblo camuflajeado con el barro, de origen victoriano y que nunca da su brazo a torcer.
Sin importar el mote y el color de su uniforme, su filosofía no cambia y jamás mutará, a pesar de que ésta no esté escrita. Bilbao, territorio sagrado del fútbol,  resguardado en su catedral y enmarcado por su tradición, esa que se basa en la palabra y está firmada con el corazón.
Atrás, más nunca olvidadas, quedaron sus 8 ligas y 23 copas. La última en 1984. Hoy, la institución, gracias a su equipo y a su departamento de comunicación, ha abierto las ventanas y puertas de su catedral, una fortaleza que se ha arraigado y solidificado tras casi 30 años sin realmente probar la gloria del triunfo.
Es el 2012 el renacer del Athletic de Bilbao, un equipo que no pierde sus raíces y  que, enloquecido por su entrenador, ha retornado a sus orígenes patentados por 114 años de antigüedad.
Bajo esta breve explicación de lo que representa y de lo que se estará jugando el cuadro del loco Bielsa durante las próximas 4 semanas… quizá se preguntarán ¿y aquí qué tiene que ver la grandeza con la comunicación, sus departamentos, la crisis, la historia y su afición?

Sencillo, aunque alocado. Imagínese usted pertenecer a un equipo histórico (jamás ha dejado de jugar, junto al Real Madrid y el Barcelona, un sólo torneo de la Primera División de la Liga Española), vanagloriado por la filosofía que lo ha caracterizado (lo representan puros profesionales de la localidad, algo así como el Guadalajara que lo hace con puros mexicanos; es decir, su barrio compitiendo por posicionarse como uno de los mejores de Europa),  la crisis que lo ha forjado (estar ahí, saborear por instantes lo que es llegar a una final pero siempre quedando como el antagonista del cuento, 28 años de segundos lugares, sabiendo que el reconocimiento siempre es para el protagonista) y la grandeza de su afición (el jamás darse por vencido, demostrando que son un pueblo unido, y siempre agradecido por el espectáculo que emanan, sin importar si triunfan o fracasan, sus leones en la cancha).
¿Inédito, no? Tenerlo todo en cuanto a creencia y sentimientos, ser reconocido por los demás como uno de los mejores, pero sin poder alcanzar la gloria tangible.

Y es aquí cuando entran los departamentos de comunicación, justo cuando se crea la conexión por la cual el amor al equipo entra por los ojos, el apoyo se palpa con el corazón y el sentirse afín hace bullir la sangre.
¿Cómo? Redes sociales, campañas, spots de televisión, análisis de imagen, apego al aficionado, revisión de la idiosincrasia; pero sobre todo, el tacto para revertir la frustración del hincha con el fin de darle una nueva oportunidad al equipo, a sus jugadores. 
Por lo pronto y en espera de hacer el sueño realidad, en las tiendas de Bilbao ya se venden las camisetas para la final de la Copa del Rey frente al Barcelona, en la zona multimedia de la página oficial del club se aprecia el video del “making off” del jersey conmemorativo, en las redes sociales los mensajes de apoyo en vasco con rumbo a la final europea y los hashtags usados como muestra de ser siempre fiel y jamás vencido. Un equipo expresivo, en donde el linaje se convierte en su esencia y la afición enmarca su grandeza.

Dos grandes, la historia, sus crisis y la comunicación


Para usted…. ¿Qué significa ser grande?, tiene idea de cómo se mide la grandeza y por qué una entidad, a través de su equipo, se denomina así. Hoy en día, existen muchas suposiciones, demasiadas inferencias y pocos argumentos comunicativos; algunos los denominan “booms deportivos”, a otros más les gusta definirlos como “sistemas irregulares”, a los místicos les agrada llamarles “suerte con estilo”, y a los letrados e historiadores, fieles hinchas apasionados, “la estirpe e historia del club”.
Pero…. con qué se puede respaldar que se es grande. ¿Serán acaso los trofeos pulidos que enmarcan los pasillos de un museo los que guíen a la respuesta, o es acaso la inversión económica por la que apuestan muchos de los magnates y jeques  del fútbol mundial el acertijo por solucionar?

Ejemplos, innumerables; respuestas, sencillas y arriesgadas, aunque a muchos les parecerán fuera de la realidad.

Navegando por el Atlántico y tocando tierra en el Viejo Continente, nos encontramos que en una semana puedes, como lo ha reiterado en infinidad de ocasiones Jorge Valdano y como lo hemos visualizado a lo largo de las semifinales europeas, del presente y de un pasado no muy lejano, pasar “del infortunio a la gloria y del éxito al fracaso”.
Ahí, justo en el instante en el que se detiene el tiempo, cuando  en el campo de batalla se vislumbra a un puñado de guerreros entregando el corazón por encima de la razón, en el que un momento de inspiración o desesperación puede poner el toque final a la obra de arte, convertida en espectáculo, que te llevará a tocar el cielo o a no querer haber experimentado en carne propia la pesadilla que se ha convertido en un infierno.

Llanto, frustración, enfado, revés, fiasco, fracaso, desilusión, autogol… como usted lo quiera llamar. Un sentimiento bipolar, totalmente indescriptible para los apasionados, que se sabe existe y que a veces traiciona, momentáneamente, el amor y apego por el equipo.
Pero aquí se encuentra la clave, de ahí surge la llave para entrecerrar una puerta que rechina y abrir muchas más que cambiarán la historia reciente más dolorosa.

Crisis, sí, CRISIS, la palabra que jamás se quiere escuchar dentro de los pasillos de las entidades deportivas pero que, temporada tras temporada, emerge al dejar ir puntos valiosos en casa o se desempolva con el paso de los objetivos no logrados. Sin embargo, es la que ayuda a levantar la tradición, a unir a la verdadera afición y a sacar a la luz lo que jamás se debería volver a hacer.
“El cambio abrupto que amenaza la imagen y reputación de una institución” es la fuente poco explotada que ayuda a generar un sentimiento emocional e irracional incomparable con cualquier otra forma de buscar cómo intentar tener una afición pletóricamente fiel.
Un argumento que se transporta por el túnel del estadio, que atraviesa por los vestidores, que se impregna en las bancas, que se esboza en el campo; pero que se soluciona impulsando los mensajes que anteponen el éxito a levantarse sobre el fracaso en el cual se puede seguir sumergido.
España, una liga en la que los repartos económicos son sumamente desiguales, es un ejemplo de este proceso.

Los equipos, usando como canal principal a sus departamentos de comunicación y prensa y como eje fundamental a los DIRCOM (Directores de Comunicación), han entendido que se puede ser sencillo y humilde independientemente del poder que se tenga, de la historia que se posea y de la gloria que aposenta en el aspecto deportivo.
Ahí, en las mismas entidades por las cuales han militado una gran cantidad de figuras y en las que, actualmente, se pueden ver a grandes jugadores, el éxito es de quien se recupera y se levanta, los obstáculos no existen cuando se idealizan en simples pruebas para regresar, demostrar y enmendar. Para estos departamentos, la filosofía del club se mantiene innata cuando la ilusión es firme y el sueño intacto, todo esto, sustentado en la historia que convierte a la afición en las venas de su tradición.
Hay vivencias inimaginables que llegan a ser explicables, las que te ponen “la piel de gallina” (un descenso, un gol de último minuto, un campeonato, el llegar a una final, una remontada, un campeonato, la salvación), cuando la comunicación de un club se intensifica y el conducto, mediante el mensaje,  es dirigido al hincha.
Para muestra, los dos finalistas de la Europa League; ambos españoles, los dos con aficionados que mueren por sus colores, que su única razón se convierte en su equipo de fútbol y que viven aferrados a lo emotivo que acontece en sus estadios, ya sea en la catedral de San Mamés o en el místico Calderón, y que se verán las caras el próximo mes de mayo en Bucarest. Solos jamás, porque ahí arribaran sus fervientes hinchas.
Hablar de estos equipos, es como se diría en catalán “un viatge d’ anada i tornada” (un viaje de ida y regreso), respaldado siempre por el linaje, la valentía y el ADN que los caracteriza.

viernes, 4 de mayo de 2012

Los departamentos de comunicación, la empatía y el aficionado

A usted… ¿qué sentimientos y actitudes le involucra y le ha inculcado su equipo de fútbol? ¿En alguna ocasión se ha puesto a analizar qué tan cerca está de su institución deportiva preferida?

“Las ventas y merchandising siempre van de la mano con los resultados deportivos” es la constante enigmática, la que siempre se escucha y a la que muy pocos han criticado o se han atrevido a modificar. En Europa, es una frase que emana a partir de los puntos obtenidos, de las crisis sucumbidas, de los logros deportivos “inalcanzables”, de los triunfos vanagloriados o de las derrotas que calan en el seno de la institución; sin embargo, es una ley no escrita que, aunque se sabe existente, atañe a la parte comunicativa y de mercadotecnia de una entidad deportiva para ir en contra de la corriente. Ahí, navegando por el Atlántico, lo que se desprende y destaca es la creatividad.

Cuando se trata de comunicar, de transmitir y de apasionar los resultados pasan a segundo plano, siempre y cuando se asimile que el protagonista converge en dos aristas: los ídolos y héroes del campo y los dioses y jueces de la tribuna.
Para pocos clubes, el aficionado no es de trascendencia; para muchos, es parte de su esencia; para unos más, es sinónimo de ventas y marketing; para una buena cantidad, es todo un ritual; y, para los innovadores, es el jugador número 12 al que transforman en la leyenda, lo convierten en la imagen de su institución y lo contemplan como parte del equipo, como si fuera a jugar.

El mítico 10 en el campo es un holograma, mientras que el inigualable 12 yace como estampa en la grada, en la calle, en su casa. Así es del otro lado del Continente, allá en donde juegan los mejores del mundo, en donde las entidades valoran el aspecto deportivo, fomentando los pilares de su estructura administrativa y sustentando que la comunicación y sus departamentos de prensa son parte de lo que soporta el día a día.
Un lugar que sí existe en el mapa, un tiempo en el que se aceptan y son bienvenidas las críticas justificadas, un espacio en donde el diálogo es parte de la caballerosidad y la aceptación o negación son parte de la madurez con la que se vive, se entiende y se aprecia el fútbol.

El Viejo Continente… un modelo de comunicación, que mezcla la famosa Teoría del Cultivo de George Gerbner con los campos que involucran a la retórica, a la semiótica y al aspecto sociocultural, que se expresa a través del lenguaje pasional. Emisores y receptores por igual. Mismo discurso, innumerables canales, diferente ejemplificación y un ruido con identidad.

Europa en la Mira, tendría que ser la frase con la que se debería trabajar en los departamentos de comunicación y prensa (o en algunos casos llamados de mercadotecnia) de los clubes mexicanos.
En España, por ejemplo, sí, existen diferencias entre medios, periodistas, entidades, jefes de prensa, jugadores y hasta aficionados; sin embargo, la pequeña gran diferencia que se pierde a lo largo de 11 horas de vuelo y un “pequeño charco” llamado Atlántico, se conoce como empatía.

“Ponerse en el lugar del otro” una tarea que se escucha bastante fácil; pero su aplicación radica en lo complejo.  Medios y periodistas vs instituciones, federaciones y jugadores, pero esa es otra historia.

Hoy, atañe hablar de cómo se conecta la institución deportiva, mediante su departamento de comunicación y prensa, con el aficionado, con su seguidor, con su hincha, con su forofo, con su ferviente apasionado y su más sincero crítico.
Atrás, quedaron los argumentos banales de “en el mejor lugar”, “privilegios VIP”, “tu asiento reservado” para dar paso y la bienvenida al Social Media y la interacción con el aficionado, a través de la pasión y el sentido de pertenencia.

Hoy, lo importante, aunque sí deseable, no es que se te llene el estadio, lo principal es idealizar y poetizar al aficionado.  Es emitir la pasión que proviene de ellos, es cederles el poder, bien encaminado, para que sean ellos los actores del espectáculo, es demostrar  que sin ellos no hay entidad y que con ellos, evidentemente, hay equipo.

Como lo quiera ver y desde el ángulo desde el cual lo desee analizar, el futuro no será la plantilla que acaba de ganar, ni los jugadores que han roto los récords, sí, se convertirán en leyendas, estará su foto en el museo y sus títulos bajo el resguardo de las vitrinas; únicamente como parte de la historia del club.

Interacción con el aficionado

El mañana se sostendrá, así como debería ser siempre, por lo que se reconoce y se llama afición. Esa que estará tatuada, como cada fin de semana, en la butaca del estadio; la que transmitirá, dentro y fuera de casa, sus cánticos, ideología y, hasta carnets, de generación en generación; aquella que nació, creció y morirá siempre con la sangre de un único color; la misma que, en las buenas y en las malas, no se cansará de alentar. Eso, en Europa ya comenzó y los departamentos de comunicación, por medio de spots y redes sociales, se lo están dando a conocer al fanático para hacerlo parte y pieza clave de la estructura comunicativa.
Insisto, aquí (en México), aunque son pocos, hay valientes innovadores que van en contra del sistema establecido. Sin embargo, aún hay mucho que aprender, dejar lo cotidiano, y entender por qué y qué se hace en las mejores ligas del mundo que pueda desarrollar otro modelo de comunicación deportiva en nuestro mercado.
Ejemplos sobran. Ha visto lo que están haciendo entidades como el Valencia y el Espanyol al saber que conquistar la liga no está en su mente. La primera, peleando por la Europa League, fomenta el que sus seguidores crean en las remontadas y que sueñen con alzar la copa; la segunda, compartiendo una ciudad futbolera y bajo la sombra del mejor equipo de Europa, involucra la fuerza de un sentimiento y se lo hace saber a su afición.
Sus spots pasionales, sin importar sus resultados, invitan a que la gente “crea y sueñe” dentro de la ciudad deportiva, por qué… porque entienden que el hincha es el ADN que impulsa (se logre o no) el verdadero valor, no tangible, aunque en muchas ocasiones bastante redituable, de un club de fútbol.

Para leyendas... las del Espanyol

... el Barcelona se encontraba invicto. Un récord que ostentaba desde la segunda jornada de la liga, no había perdido como local en los partidos de la Copa del Rey y mucho menos en los de la Liga. Una leyenda que enaltecía al superlíder, al mejor Barça de la historia por mucho. Lo siguen reiterando las estadísticas y lo continúan afirmando medios y seguidores...

Mientras tanto… 
El Espanyol, no había conocido la victoria desde hacía ya 111 días, era el último lugar de la tabla general y seguiría toda esa campaña peleando por no descender; había perdido dos de tres enfrentamientos contra el Barça en aquél año (2008-2009) –el otro fue un empate a ceros- y por si fuera poco, no ganaba de visitante desde la segunda jornada. Es decir, era el peor conjunto blanc i blau de aquellos últimos 20 años.


Y entonces…
Surgió la leyenda, David venció a Goliat. Y no precisamente con una piedra, sino con un “lo pelat” (un pelón), Iván de la Peña, jugador que no había marcado gol desde el 2005 en la liga. Era imposible que David venciera a Goliat, ni por el tamaño (Historia), ni por la fuerza (Jugadores). Sin embargo; en el fútbol, vale más el corazón que el dinero.


Lo recordamos…
Porque el fútbol nunca tendrá una historia ya escrita; porque el fútbol es un espectáculo que engloba todos los niveles teológicos, dogmáticos, astrológicos y cabalísticos del planeta; porque el fútbol está hecho de leyendas.

A Goliat (Barcelona) lo venció David (El Espanyol).
Barcelona, 1 (Touré) vs Espanyol, 2 (De La Peña)
Estadio: Camp Nou

domingo, 15 de abril de 2012

Europa los hace jugar; Cornellà, soñar


El Espanyol suma tres puntos épicos. Periquitos 4 vs Murciélagos 0.

Fue justo al medio día, el momento preciso en el que Cornellà se convierte en un infierno para los rivales, cuando Valencia intentó acercarse a Champions, sin medir las consecuencias de un inspirado y mágico Espanyol.

El sentimiento Blanc i Blau reflejaba que en el RCDE Stadium se jugaría con el corazón. Algarabías, aliento y una esperanza intacta pertenecían a los periquitos en las gradas, al jugador número 12; buen toque, manejo de pelota, “timing”, entrega y contundencia eran la clave de los once guerreros en el campo. 

Primeros minutos, sí, para el Valencia. Sin embargo, el capitán estaba de regreso. Cristian Álvarez contenía cuanto centro y disparo entraban al área del Espanyol. Además, la zaga bien plantada con una “roca” Moreno, una “muralla” Rodríguez y dos “correcaminos” como J. López y Dídac impedían que Jonas y compañía atentaran contra el marcador.

Pero un Sergio García inspirado, quebrando a cuanto rival le mandaban y asistiendo a sus compañeros, sería el creador del primer gol. El nueve espanyolista, por la banda y justo antes de entrar al área, dejó sin cintura a un murciélago, condujo poco y pasó certero; Cristian Gómez llegó de atrás para empujarla y decretar la primera diana en el marcador. 

Comenzaba la sorpresa, y es que en tan sólo 26 minutos, Espanyol era quien mejor  fútbol estaba brindando.; mientras que los de Mestalla, se desesperaban.

Ante la sorpresa de propios y extraños, el conjunto de Pochettino, promediando 24.2 años y demostrando con un valor de plantilla de 39.100.000 €, siendo Héctor Moreno el jugador más caro, derrotaba al tercer lugar de la clasificación.
Cual leyenda, hermoso día de primavera que escribiría la retórica en prosa de un mágico Espanyol, aunado al toque metafórico de un emblema blanquiazul. Sí, el que porta el diez en el dorsal, el mismo que a pesar de haberse formado en una cantera blaugrana siente como si fuera de casa los colores blanquiazules, el crack, la figura, el fenómeno, el inigualable Joan Verdú.

Su pierna magistral, la derecha, en esta ocasión sólo sirvió para evadir a su oponente, dejarlo en el camino y acomodar el esférico para que, justo antes de entrar al medio círculo del área del Valencia, sacará formidable disparo de pierna izquierda que ejemplificaría su calidad al  mandar la pelota, en una parábola,  a la escuadra de Guaita, quien con su vuelo hizo más espectacular la sensación en Cornellá, y, con ello, decretar la segunda anotación para el Espanyol. 
Primeros cuarenta y cinco minutos, inspirados en la fuerza de un sentimiento. Marcador a favor del Espanyol, lo que provocaba constante desesperación en los visitantes.

Para la segunda mitad, el cuadro de Emery, con un promedio de edad de 25.7 años y un coste total de plantilla (los catorce jugadores que vieron acción) de 111.500.000 € quiso sorprender con los ingresos de Aduriz, Feghouli y Canales, este último ya al final.

Inaudito, inhóspito, impredecible, como lo quiera llamar. Espanyol aún tenía para más. 

Álvaro Vázquez, el ídolo de la cantera perica, ingresó de cambio y en un par de minutos, tras una gran recuperación de Sergio García aprovechando un error en la salida del Valencia, marcaría, con una tranquilidad de crack, la tercera anotación.

El infierno de Cornellà comprobaba dos acotaciones. La primera, demostrar que este Espanyol juega con el fin de conseguir un puesto en Europa. La segunda, validar que los sueños, ante un calendario épico, se pueden llegar a hacer realidad.

Y es que aún faltaba más. Visualice. De Víctor Sánchez para Uche, éste, entrando al área, controla con derecha, sale Guaita, y define con izquierda. Pelota pegada al palo, gol del Espanyol. 
Duelo de ensueño, victoria de una literatura épica que apenas comenzó.  Este Espanyol ya dio el primer paso tras vencer a un Valencia que rememora aquél mítico equipo de Cañizares, Mendieta, Killy y compañía. Por ahora, Europa está en la mira.