El Espanyol suma tres puntos épicos. Periquitos 4 vs Murciélagos 0.
Fue justo al medio día, el momento preciso en el que
Cornellà se convierte en un infierno para los rivales, cuando Valencia intentó
acercarse a Champions, sin medir las consecuencias de un inspirado y mágico
Espanyol.
El sentimiento Blanc i Blau reflejaba que en el RCDE Stadium
se jugaría con el corazón. Algarabías, aliento y una esperanza intacta
pertenecían a los periquitos en las gradas, al jugador número 12; buen toque,
manejo de pelota, “timing”, entrega y contundencia eran la clave de los once
guerreros en el campo.
Primeros minutos, sí, para el Valencia. Sin embargo, el
capitán estaba de regreso. Cristian Álvarez contenía cuanto centro y disparo
entraban al área del Espanyol. Además, la zaga bien plantada con una “roca”
Moreno, una “muralla” Rodríguez y dos “correcaminos” como J. López y Dídac
impedían que Jonas y compañía atentaran contra el marcador.
Pero un Sergio García inspirado, quebrando a cuanto rival le
mandaban y asistiendo a sus compañeros, sería el creador del primer gol. El
nueve espanyolista, por la banda y justo antes de entrar al área, dejó sin
cintura a un murciélago, condujo poco y pasó certero; Cristian Gómez llegó de
atrás para empujarla y decretar la primera diana en el marcador.
Comenzaba la sorpresa, y es que en tan sólo 26 minutos,
Espanyol era quien mejor fútbol
estaba brindando.; mientras que los de Mestalla, se desesperaban.
Ante la sorpresa de propios y extraños, el conjunto de
Pochettino, promediando 24.2 años y demostrando con un valor de plantilla de
39.100.000 €, siendo Héctor Moreno el jugador más caro, derrotaba al tercer
lugar de la clasificación.
Cual leyenda, hermoso día de primavera que escribiría la
retórica en prosa de un mágico Espanyol, aunado al toque metafórico de un
emblema blanquiazul. Sí, el que porta el diez en el dorsal, el mismo que a
pesar de haberse formado en una cantera blaugrana siente como si fuera de casa
los colores blanquiazules, el crack, la figura, el fenómeno, el inigualable
Joan Verdú.
Su pierna magistral, la derecha, en esta ocasión sólo sirvió
para evadir a su oponente, dejarlo en el camino y acomodar el esférico para que,
justo antes de entrar al medio círculo del área del Valencia, sacará formidable
disparo de pierna izquierda que ejemplificaría su calidad al mandar la pelota, en una parábola, a la escuadra de Guaita, quien con su
vuelo hizo más espectacular la sensación en Cornellá, y, con ello, decretar la
segunda anotación para el Espanyol.
Primeros cuarenta y cinco minutos, inspirados en la fuerza
de un sentimiento. Marcador a favor del Espanyol, lo que provocaba constante
desesperación en los visitantes.
Para la segunda mitad, el cuadro de Emery, con un promedio
de edad de 25.7 años y un coste total de plantilla (los catorce jugadores que
vieron acción) de 111.500.000 € quiso sorprender con los ingresos de Aduriz,
Feghouli y Canales, este último ya al final.
Inaudito, inhóspito, impredecible, como lo quiera llamar.
Espanyol aún tenía para más.
Álvaro Vázquez, el ídolo de la cantera perica, ingresó de
cambio y en un par de minutos, tras una gran recuperación de Sergio García
aprovechando un error en la salida del Valencia, marcaría, con una tranquilidad
de crack, la tercera anotación.
El infierno de Cornellà comprobaba dos acotaciones. La
primera, demostrar que este Espanyol juega con el fin de conseguir un puesto en
Europa. La segunda, validar que los sueños, ante un calendario épico, se pueden
llegar a hacer realidad.
Y es que aún faltaba más. Visualice. De Víctor Sánchez para
Uche, éste, entrando al área, controla con derecha, sale Guaita, y define con izquierda.
Pelota pegada al palo, gol del Espanyol.
Duelo de ensueño, victoria de una literatura épica que
apenas comenzó. Este Espanyol ya
dio el primer paso tras vencer a un Valencia que rememora aquél mítico equipo
de Cañizares, Mendieta, Killy y compañía. Por ahora, Europa está en la mira.
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