Aprovechando los 110 años del Real Madrid, su historia, jugadores, emblemas y, simplemente, lo que representa al madridismo... aquí, después de 9 Copas de Europa, 3 Intercontinentales, 2 Copas de la UEFA, 1
Supercopa de Europa, 31 Ligas, 18 Copas del Rey, 8 Supercopas de España y
1 Copa de la Liga, les dejo el relato de quien ahora es un jugador terrenal convertido en un merengue inmortal.
La última víctima del marketing deportivo ha despertado, la fiera de
Portugal ha dejado de ser un enigma para convertirse en un inmortal.
Cristiano Ronaldo siempre supuso que el Madrid jugaría para él, pero por
fin asimiló que sus Nike Safari de 400 USD se deben asociar con los
guantes de Casillas, con el carácter de Pepe y Carvalho, con la enjundia
de Alonso, con la velocidad de Marcelo, con la versatilidad de Ramos,
con la creatividad de Ozil, con la zurda de Di Maria, con la precisión de Kaká, con la potencia de Higuain y con la fuerza de Benzemá.
CR7, salido de la
consola del Play, habla prácticamente los idiomas principales del mundo;
el portugués está en sus pies, el español se alberga en su corazón y el
inglés deambula por su memoria.
Ver jugar a Cristiano
Ronaldo es simplemente fenomenal, él ha hecho olvidar, en un abrir y
cerrar de ojos, que Raúl ya no está; es cierto, aún no supera lo que
hizo el ángel con el mágico 7 en su dorsal, pero está muy cerca de
convertirse en todo un inmortal.
No llegó en la camada de los
galácticos, ni tampoco salió de una quinta como la del “Buitre”; Ronaldo
llegó sólo, al principio no entendía para que se le había traído y por
qué se le había comprado –lo único que comprendía era su fama y la venta
de sus camisetas- pero con los tropezones, las ligas
fallidas y los títulos anhelados logró entender que venía para jugar
en conjunto.
Si bien es cierto, que este merengue con corazón “Evil”
no tiene al lado a los jugadores de La Massia, es un hecho que viene a
convertir al Madrid, no en una casa real; sino en un equipo colosal.
Fuera
de la cancha su nombre, sinónimo de cracks a nivel mundial, está en la
mayoría de las portadas del mundo y sus piernas se costean a la par que
con los seguros de los famosos.
Dentro del terreno de
juego, sus fintas son un deleite, sus disparos provocan siempre suspiros,
su velocidad es un destellar y sus goles, en la mayoría de las ocasiones, llegan a ser indiscriptibles.
En menos de dos años, es ya un emblema del Madrid; para mí, es una figura, es Cristiano el inmortal.
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